Aromas a libro  

Posted by: Lúthien Anárion in , ,



Ya pasaron casi dos meses del Día del Libro y varios días desde la clausura de la Feria del Libros en Madrid y otras ciudades, pero fue anoche hablando con un amigo, cuando me dí cuanta que no había escrito entradas sobre el tema. Me preguntó como media la calidad de un libro, ¡vete a saber! Algunos pensarían que está directamente relacionado con las ganas de usarlo como calzador de una mesa coja, pero a mi me da un poco de miedo porque hay quien usaría el Quijote para tal fin.Creo que la respuesta es compleja ya que ni si quiera se explicar porque me gusta un libro y otro no. Porque una historia me engancha y devoro el libro en unas horas, y otra queda a los pies de mi cama acumulando polvo. Los dos últimos libros que he leído responden bien a ese patrón, El primero, Paraíso inhabitado, lo leí en dos días, sentada como hoy frente a un café con hielo. En mi infancia, yo soñaba como Adri y me encontraba atrapada en un mundo ajeno a todo lo que amaba, a todo lo que me atraía, solo ahora q deje la niñez atrás aprendí a moverme entre extraños como una mas, aunque siempre con el rabillo busco al unicornio. El otro libro me lo regalo mi compañera en este blog, mi amiga conoce mis gustos y sabe que disfruto con novelas fantásticas, la historia tiene todo lo necesario para que me guste y como el otro libro narra un viaje de iniciación, en este caso, la vida de Elphaba desde su nacimiento hasta convertirse en al malvada Bruja del Oeste. Sin embargo, ahí está, abandonado en una caja cuando empezaba a relacionarse con otros niños, lo acabaré pero defnitivamente no enganchó.

Concluyendo no supe que contestarle a mi amigo pero acabé pensando en libros, libreros, clásicos y super ventas, en libros electrónicos y en el olor a papel viejo. ¿A qué huelen los libros? A recuerdos, a niñez, a pasión y olvido, a lucha y a serenidad, a tantas cosas intangibles y sobre todo diferentes que me resisto a pensar que dejen de existir tal y como los conocemos. Pensar en los tristes e-books que viven atrapados, como Jean-Baptiste Grenouille, en un cuerpo desprovisto de olores. Xavier Verlasco cita en su blog una curiosa lista de 36 imposibles para el libro digital:

1. Imprimirle millares de huellas digitales.
2. Forrarlo de papel Manila dorado.
3. Sacarlo del agua y todavía leerlo.
4. Ocultar fotos viejas entre sus páginas.
5. Abrirlo en una página al azar.
6. Quitarle con lujuria la envoltura de plástico.
7. Llevárselo a una isla desierta.
8. Usar algún separador coqueto.
9. Saber a simple vista si ha sido leído.
10. Promoverlo, quemando la primera edición en una plaza pública.
11. Darse el gustazo de comprarlo en pasta dura.
12. Preservar los ahorros a salvo de los ojos de los palurdos.
13. Enviarlo por correo con una carta perfumada dentro.
14. Hacer de su portada seña de identidad.
15. Apilarlo con otros: escultura fugaz.
16. Ensalivar sus hojas, hasta que se deshoje.
17. Guardarle en una caja, ya deshojado.
18. Pagarse el lujo de reencuadernarlo.
19. Arrancarle algún prólogo infumable.
20 Fumárselo.
21. Leerlo cuasientreabierto, para no maltratarlo.
22. Imprimirle la huella de un beso en la última página.
23. Ahorrar mediante la edición de bolsillo.
24. Camuflarlo bajo la cubierta de un catecismo.
25. Toparse con un cheque sin cobrar dentro de la solapa.
26. Cambalacharlo en una librería de viejo.
27. Despatarrarlo un poco, de los puros nervios.
28. Lanzarlo en llamas a en la casa del autor.
29. Envenenar sus hojas con pétalos cautivos.
30. Leerlo durante un bajo de burbujas.
31. Olisquear el perfume de su última lectora.
32. Echarlo por la ventana y correr a rescatarlo.
33. Masajear las encías de un cachorro bibliófago.
34. Olvidarlo en un tren y comprarlo otra vez, sin mayor drama.
35. Aplastar a un mosquito impertinente.
36. Inspirar más incisos de esta lista de atavismos.

Claro que pese a todas ellas y alguna más que estén pensando, si por llevar mil libros encima, un chinijo decide ponerse a leer que los repartan en las escuelas. Los críos ya no leen (ahora parezco mi tía abuela) y los adultos que no disfrutaron de ese placer en la infancia dificilmente pasaran del Marca. Cada año tenía a un grupo de unos veinte niños a mi cargo, la mayoría no ha abierto un libro que no sea de texto. Hace un par de años alguno se aficionó a Harry Potter y ahora les dio por Crepúsculo, y siempre encuentro al menos un crío apasionado de los comics. El resto piensa que leer es un rollo, que les quita tiempo, que es mas aburrido que ver una peli, etc. Ojalá pudiera enseñarles la magia de los libros, que esas horas sumergidos en mundos fantásticos o historial cruelmente reales, no te quitan tiempo para vivir. Quizás piensan que las ratas de biblioteca no tenemos heridas de guerra, pero una veintena de puntos en la cabeza por hacer el cabra demuestran lo contrario. O, quizás, que no jugábamos al escondite, a policías y ladrones o que no rompimos mas de un cristal con el balón.

Los libros, su olor, su sonido al pasar las páginas. Debe ser apasionante trabajar con libros, buscando entre ruinas viejos libros, como Corso, aunque de esos no creo que haya muchos en la vida real. Me conformaría con una pequeña tienda, en una equina de una calle pintoresca, en una gran urbe. Puede que algún día la tenga, la vida da muchas vueltas. Hace unos años no me hubiera imaginado escribiendo en mi blog, sentada en una café de Madrid, siempre fui mas de Barcelona. Así que algún día puede que cambie la ingeniería por esa pequeña tienda, aunque eso signifique dejar de ser la oveja negra de una familia de artistas, músicos, poetas y políticos.

This entry was posted on lunes, junio 22, 2009 and is filed under , , . You can leave a response and follow any responses to this entry through the Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom) .

0 comentarios

Publicar un comentario