El camino  

Posted by: Lúthien Anárion in , ,

Escoger tu camino no siempre es fácil. Mucha gente es capaz de elegir desde la infancia su destino y llegar a la meta sin desvíos ni obstáculos, pero otros tantos nos perdemos. El mayor problema surge cuando el miedo te paraliza. En mi caso escogí un camino erróneo y he tardado algunos años en hallar la fuerza suficiente para, aprovechando los kilómetros recorridos, fijarme esa nueva meta. En estos momentos, tengo muchos ejemplos a mi alrededor, experiencias totalmente opuestas con un nexo común, encontrar su sitio. 

En primer lugar, tenemos a una mujer de 49 años que se ve en el paro y no sabe qué hacer. Lo tiene complicado, pertenece a una generación extraña, muchas de sus amigas de infancia aprovecharon las oportunidades de un mercado que empezaba a valorar sin complejos a la mujer, mientras que otras optaron por seguir el modelo de sus madres teniendo hijos muy pronto y dedicándose al hogar con el suplemento de tener que buscar un trabajo para mantenerlo. Ahora pese a haber trabajado durante años, ascendido desde dependienta a encargada y más tarde directiva en una empresa importante, la frase que mas escucha es “no se ajusta al perfil que buscamos”. Y en la oficina de empleo le dicen que con suerte podrá encontrar un trabajo temporal como limpiadora o empleada de hogar. Visto el panorama, su problema no es escoger un camino, es andar el que la sociedad le impone. 

Luego tenemos a las más jóvenes. La más cercana a los treinta de ellas, trabaja temporalmente en algo que no le gusta. Su objetivo es acabar la carrera, que por circunstancias tuvo que aparcar durante unos años. Su carrera y las salidas profesionales más naturales de ella, le apasionan. Tiene muy claro que será una brillante ingeniera y cuando la escuchas no te caben dudas, lo suyo es vocación pura hacia la ingeniería, y no dudará en marcharse al otro lado del mundo si aquí no encuentra la forma de seguir esa pasión. Otra ha decido dejar su trabajo para ir a la escuela de cocina a vivir su sueño y la tercera acaba sus estudios y no sabe ni por dónde empezar. 

A estos modelos, podemos sumar otros muchos, no tienes más que echar un vistazo a la serie de reportajes de El País, (pre)Parados (incluyendo los comentarios) y verás cómo anda el mercado laboral en España. Puede que más adelante reúna información y comente sobre la cualificación, las ofertas de empleo y ponga algunos ejemplos propios de entrevistas de trabajo recientes. ¡Vaya tela! 

Y es que, cuando he hablado de un camino a elegir no me refiero solamente al empleo pero creo que es un ejemplo perfecto. El trabajo ocupa la mayor parte de nuestra vida adulta, es en él donde desarrollamos muchas de nuestras relaciones sociales, y terminamos de definir nuestro carácter. Por ello, creo que es importante pararse a pensar que queremos hacer, y casi podríamos plantearnos a modo de análisis DAFO esa elección, siempre ponderando algunos aspectos sociales. Una vez tenemos claro lo que deseamos, debemos estar preparados para afrontar los obstáculos y dispuestos a hacer concesiones, desplegando un plan b si lo necesitáramos. Claro que si todo esto falla,¿ alguien me explica en qué consiste el plan c?
Foto de LaManigua


De buenas maneras  

Posted by: Lúthien Anárion in , , ,


Escribo desde el asiento 10C de un MD-83 de la compañía Spanair, en menos de dos horas estaré en Tenerife y aunque solo hace dos meses que no paro por la isla, tengo que reconocer que estoy deseando llegar. Lo malo de este viaje es que ayer decidí golpear una silla con mi pie, descalza como siempre que puedo, y el dedo meñique que ya se fracturó hace unos años, repitió jugada. Por tanto, este viaje que incluía varios eventos playeros, un partido de pelota (beisbol) y alguna que otra fiesta, terminará sirviendo para que ponga al día mi agenda, este blog, las cuentas de facebook y twitter, y hasta termine por leerme todos los artículos y entradas pendientes en el g-reader. 

He empezado esta entrada sin definir un titulo porque no tenía muy claro que iba a comentar, y ahora nombrando las redes sociales en las que participo y demás artilugios de la nueva red, recuerdo una conversación de bares reciente. Estaba con unos amigos, viendo perder al Barcelona en Casa Pepe (pobre de mí rodeada de madridistas) y dos de nosotros desviamos nuestra atención hacia la blackberry y el iphone. En mi caso, recibí un correo que podría haber leído en otro momento y que no necesitaba contestar con urgencia, pero de todas formas lo hice. Cuando termine de escribir, los otros compañeros de mesa que intentaban comentar el partido nos miraban con mala cara y enseguida nos disculpamos. Así que, dejamos el fútbol aparcado y empezamos a hablar sobre lo fácil que se olvidan las buenas maneras con un cacharrito conectado a internet. El avance en este tipo de teléfonos móviles ha sido exponencial y nos permite estar conectados en todo momento, podemos contactar con amigos, trabajar y estar informados con solo una par de toques de pantalla. El problema llega cuando no somos capaces de distinguir el momento adecuado para dejar a un lado el teléfono. 


Leía un artículo en el que se planteaban algo similar y ponían de ejemplo una conferencia en la que a medida que va desarrollándose, los asistentes comentan en tiempo real en sus redes, blog, etc., lo que ocurre. Se plantean si eso demuestra interés y favorece la divulgación de la charla o, por el contrario, se incurre en una falta de respeto al no estar totalmente pendiente del conferenciante. Sin duda se trata de un magnífico ejemplo porque en este caso y tras debatirlo con amigos y leer los propios comentarios que hacían en esta entrada, llego a la conclusión de que no hay una respuesta fácil. Lo que sí creo que puede verse con claridad es su uso en otras circunstancias mas cotidianas, no está bien mirar la pantalla cada cinco minutos en una reunión de amigos (lo siento, no lo volveré a hacer), tampoco tener el móvil encendido en una reunión salvo que tu trabajo lo exija y estoy pensando en un cirujano pendiente de una operación importante y no un profesor al que su compañero de despacho, que verá en 10 minutos, le pasa una copia de unas prácticas. Creo que para este problema se deben seguir las reglas básicas de educación que todos conocemos y el sentido común del que tanto nos olvidamos. Aunque siempre puede alguien de protocolo y buenas maneras, hacer una guía y venderla, habrá quien la compre para regalársela a su pareja, amigo, etc., a modo de recordatorio. ¿Qué opinan? Anímense a comentar.